Una de las características más resaltantes de la economía peruana es la informalidad, esta es una de las consecuencias de la desigualdad en el país, siendo que en muchos casos las empresas por buscar una manera de ahorrar en gastos deciden mantener a sus empleados en la clandestinidad, si a esto le sumas el tema de la falta de oportunidades laborales y la poca preparación de la gente de clase baja, esto genera un gran problema que desencadena la existencia de lo conocido como “ambulantes”.
Los “ambulantes” en el Perú son personas que se dedican a la venta de artículos al por menor en las calles y pistas de las ciudades del Perú, normalmente esta gente no ha tenido acceso a mejores oportunidades laborales por las brechas que hay en la sociedad y en su necesidad de poder conseguir un sustento para ellos y su familia deciden invadir las calles para ofrecer sus productos, evadiendo a todas las reglas impuestas por la ley, así como los tributos y de esta manera llevar dinero al hogar.
Este problema ha sido numerosas veces vigilado por las autoridades pero la facilidad de la generación de este empleo informal impide que sea controlado y erradicado permanentemente, si analizamos más a detalle los informales ambulantes solo necesitan de una pequeña cantidad de capital para empezar sus negocios, es decir que adquieren productos o herramientas para realizar sus actividades económicas a bajo costo, además los mercados competitivos de precios en el peru hacen que la entrada de nuevos ambulantes sea libre para todos, la diversidad de actividades y bienes por ofrecer también les da una ventaja para su desarrollo.
Los recursos que estas personas han utilizado a lo largo de los años están sustentados en recursos o dinero propio, es decir que no se enfrenta a lo que se conoce como un déficit de fondos de capital.
La rentabilidad de los ambulantes
En muchas ocasiones se ha considerado a los comerciantes ambulantes e informales como personas de baja clase social que no generan muchos ingresos en su día a día, pero aunque esto parezca muy cierto, la verdad es que si hay personas que generan altas tasas de rentabilidad con la venta de sus productos como ambulantes, de lo contrario no seguirían en el negocio y solo sería una opción extrema, el informal no gana menos del sueldo mínimo o trabaja muy poco, de hecho según algunos estudios los informales trabajan más de 40 horas a la semana que es lo prudente en países desarrollados, pero en Perú llegan a trabajar más de 12 horas al día durante los 7 días de la semana lo que les permite tener siempre a sus clientes a la mano.
Si a esto le agregas a que muchos ambulantes se mantienen ya sea en movimiento o en puestos improvisados en las calles más transitadas de las ciudades y alertas a la presencia policial para huir del lugar, entonces podemos decir que sus ingresos en algunas ocasiones no son tan bajos como creemos.
De hecho, el trabajar a una escala tan pequeña les permite conocer un poco más sobre las necesidades de sus clientes y así modificar su tipo de bienes o servicios a ofrecer.
Evolución del comercio informal o ambulatorio en el Perú
El comercio ambulatorio en el Perú no es un tema nuevo o de este siglo, de hecho el comercio se realizó de esta forma desde tiempo de los incas donde los comerciantes viajaban a ofrecer sus productos en las zonas más importantes del imperio, la evolución de este comercio se ha visto llena de altos y bajos, desde marchas protestando por dejarlos trabajar, hasta conflicto de intereses entre los más adinerados y dueños de las empresas más grandes, llegando incluso a enfrentamientos violentos como los registrados en los últimos años en la capital del Perú.

Este proceso de evolución ha favorecido sin duda alguna al comercio informal siendo hoy en día visto como algo normal por la población, es casi una costumbre ver este tipo de negocios donde quiera que uno vaya, entonces es gracias a esto que esta gente empieza a pedir derechos a pesar de estar atentando contra el orden público y la paz o tranquilidad de los vecinos que residen en las zonas de mayor actividad comercial. Entre estos derechos que se les ha llegado a dar están los permisos municipales, famosos por permitirle al ambulante vender sus productos en plena vía pública, llegando incluso también las autoridades a plantear la construcción de mercados donde se reubican a todos los comerciantes informales.
Evolución de las costumbres en el comercio ambulatorio
Es desde tiempos antiguos que los peruanos han podido presenciar como desde las ciudades andinas y en las colonias, llegando hasta las metrópolis, se aparecían comerciantes de todo tipo a vender sus productos, desde cerámicos incas en la época del Tahuantinsuyo hasta los célebres postres conocidos como mazamorras y turrones vendidos en la época de la colonia en las calles. Es desde tiempos antiguos de la sociedad peruano que estos han aceptado el comercio informal como algo cultural, una manifestación de la sociedad peruano, fue entonces que esta aceptación repercutiría luego en el presente cuando las urbes se vuelven más modernas y la gente ya no aprecia tanto tener un gran número de comerciantes frente a su casa vendiendo productos y quitándoles la tranquilidad día y noche, entonces se debe aceptar que fue la misma sociedad peruana quien volvió a los comerciantes ambulantes como para de la sociedad, como una imagen que no se puede borrar y que ya es parte del paisaje.
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